La educación y la vindicación de un sexo

Como maestra de ciencias sociales, por más que se intente, no hablar de la reivindicación de la mujer - hoy llamado feminismo -, resulta imposible. Es como si quisiera hablar de la guerra fría sin precisar en la primera guerra mundial; o estudiar a Nietszche, sin antes habernos acercado a los presocráticos. La deuda histórica y social es evidente, silenciarlo es opcional - y también injusto-. 

A veces quiero tomar distancia de los postulados pero, todo siempre apunta a ese lugar. Abordar el concepto de sociedad en la educación, a partir de la enseñanza o la filosofía práctica, simplemente no permite dar saltos abruptos en la historia u ocultar, como si fuera fácil, la verdad de muchos hechos de los que se debe hablar. 

Este siglo y el "acceso" al conocimiento, la experticia que muchos estudiantes creen tener en ciertos temas, la venda que muchos otros aún tienen sobre sus ojos, los prejuicios, las creencias, etc; son barreras que de cerca al conocimiento son fáciles de demoler. El dilema está en el desconocimiento que se manifiesta en la omisión de bases teóricas e históricas que, para poder abordar otras cuestiones, simplemente deben ser atendidas. 

Imagínense hablar de política sin saber de Grecia, hablar de celulares sin saber de la revolución industrial y el vapor, hablar de matemáticas sin los pitagóricos o hablar de igualdad y derechos humanos, negando la historia evidente permeada de preferencias hacia un solo sexo en específico. Imposible. 

Remontarnos a la historia de los derechos de la mujer, teniendo como concepto principal la educación, a corta la presente reflexión. Se podrían fijar detalles de las diferentes edades históricas de la sociedad pero eso alargaría más este análisis. Sin embargo, como referente, pueden escuchar el siguiente podcast de la historiadora colombiana Diana Uribe aquí.

Por otro lado, si la educación es el concepto principal, Mary Wollstonecraft desarrolla toda su teoría política de manera sólida y precisa en defensa de las niñas que no podían acceder a la educación académica. Dicho esto, hará falta un argumento masculino, para darle peso al análisis y que resulte cierto lo que se expone; por ello, Rousseau será otro referente. Podemos empezar con este último. 

La doble revolución, entendida como la revolución industrial y la revolución francesa (1750-1792), fueron el escenario de muchos sucesos políticos que son la base principal de la sociedad política del siglo XXI. No obstante, la mayoría de sucesos históricos son protagonizados, desde la historia que se cuenta, por hombres. Esto no quiere decir que mujeres no hayan participado, pero, desde ahí esto ya representa una posibilidad de hablar de vindicación puesto que la historia también le pertenece a las mujeres. Entonces, ¿Por qué no se habla, con la misma intensidad, sobre el proceso social que las mujeres padecieron en la historia? Si se habla de revolución, de los derechos humanos y de la ilustración, hablemos de Wollstonecraft y de Olimpe de Gouges. 

En 1792 la historia recibe la primer obra que en la actualidad, es considerada como la primer obra de teoría feminista. Un año después de que Wollstonecraft la produjera, Olimpe es asesinada por exigir derechos para las mujeres en Francia, en plena revolución francesa. Doloroso pero, de la misma forma en que no puede omitirse el anuncio de youtube de un vídeo obligatorio porque no somos cuenta premium, se debe hablar de esclavitud, colonialismo, derechos humanos y feminismo (y otros conceptos más, por supuesto) cuando se hace un análisis histórico-político. 
 
Nota. Foto tomada de wikipedia.

Esta obra titulada Vindicación de los derechos de la mujer es una respuesta al Emilio de Rousseau que está relacionada directamente con la educación pero, enfocada en la educación del niño-hombre. De hecho, en el prefacio de la obra, Rousseau menciona: "Los de mayor prudencia se atienen a lo que necesitan saber los hombres, sin tener en cuenta lo que pueden aprender los niños. Buscan siempre al hombre en el niño, sin considerar lo que éste es antes de ser hombre" (Rousseau, 2000, p.5). ¿Y la categoría-concepto de mujer en el discurso? ¿Cómo así, las niñas-mujeres no deben ser incluidas en ese ejercicio reflexivo que el filósofo hacía?

Sería bueno pensar al filósofo como un inocente de su contexto pero también, en cierta medida, negó la posibilidad de acceder a un espacio de análisis a las niñas de su época. Al respecto, Wollstonecraft (2020) menciona:

La educación de las mujeres ha sido atendida últimamente más que en el pasado. Aún así, todavía se las considera un sexo frívolo y los escritores que tratan de mejorarlas mediante la sátira o la instrucción las ridiculizan o se apiadan de ellas. Se reconoce que emplean muchos de los primeros años de sus vidas en adquirir talentos básicos, mientras se sacrifica la fortaleza del cuerpo y el alma a las nociones libertinas de belleza, al deseo de establecerse mediante el matrimonio - única forma en que las mujeres pueden progresar en el mundo-. (p.28)

De tal forma, la educación de las mujeres se redujo, durante muchos años, a la preparación e instrucción del cuidado de su hogar y su matrimonio, reduciéndolas a ser un mero objeto de acompañamiento que debía estar dotada de belleza y buenas prácticas del cuidado. ¿Ellas decidieron serlo o esto fue impuesto, de manera inconciente, por toda la sociedad replicante de patrones y conductas? Luego afirma duramente:

Al pretender formarlas sin cultivar sus entendimientos son apartadas de la esfera de sus deberes y convertidas en ridículas e inútiles cuando finaliza el breve florecimiento de la belleza, supongo que los hombres racionales me excusarán por intentar persuadirlas para que se conviertan en más masculinas y respetables. (Wollstonecraft, 2020, p.29)

Entonces, el entendimiento solamente estaba permitido para los hombres, quienes desde la educación, cultivaban su entendimiento; las mujeres, por otro lado, se convertirían en masculinas - o percibidas como tal, en el caso de ser aceptadas en los espacios académicos -. Es decir, ¿Se dejaba de ser mujer por querer cultivar el entendimiento a través de la educación? En respuesta:

¡De qué modo tan grosero nos insultan quienes así nos acosejan hacer de nosotras sólo animales gentiles y domésticos!. (Wollstonecraft, 2020, p.32)

Volviendo a Rousseau, todas las indicaciones dispuestas para formar al Emilio, son una zona infranqueable que excluye a las mujeres y que si son consideradas, solamente precisa en características que el Emilio debe considerar - o el padre del Emilio - para escoger una buena madre o una nodriza que cuide del Emilio. 

Empiezan las necesidades al mismo tiempo que la vida. El recién nacido necesita una nodriza. Bien está; si se presta la madre a cumplir con esta obligación, SE LE DARÁ POR ESCRITO INSTRUCCIONES, utilidad que tiene el inconveniente de dejar al ayo más distante de su alumno. (Rousseau, 2000, p.38)

Es decir, Rousseau aconseja a su alumno y le indica sobre cómo la madre debe criar a su hijo. Exacto, hasta en eso la mujer no tenía libertad.

La leche nueva es toda serosa, y debe ser casi aperitiva para purgar las reliquias del alhorre que queda espesado en los intestinos del recién nacido. Poco a poco toma la leche consistencia y ofrece un alimento más sólido al niño... (Rousseau, 2000, p.38)

El anterior fragmento es tan solo una parte de casi todo un apartado que Rousseau realiza para indicarle al Emilio sobre lo que se debe considerar si este llegase a tener un hijo. O sea, el control que Rousseau le transfiere al Emilio, también recae sobre el cuerpo de la mujer al darle órdenes. Pero, respecto de la libertad del hombre, Rousseau afirma:

Preparad de antemano el reinado de su libertad y el uso de sus fuerzas, dejando el hábito natural a su cuerpo, y poniéndole en el estado de ser siempre dueño de sí propio y hacer en todo su voluntad así que la tenga. (Rousseau, 2000, p.49)

Por otro lado, desde la crítica Wollstonecraftiana, la posibilidad de la libertad y el desarrollo de su entendimiento debe ser extendida hacia las mujeres también. Esto es, las mujeres también pueden acceder al conocimiento sin necesidad de privilegiar el acceso a este para un solo género sino que las mujeres, a su vez, también puedan ser vistas con virtud desde la educación y la igualdad. Es preciso citar:

Sin embargo, el regio homenaje que reciben es tan embriagador que, mientras las costumbres de la época no cambien y se formen sobre principios más razonables, puede que sea imposible convencerlas de que el poder ilegítimo que obtienen (los hombres) al degradarse a sí mismas resulta una maldición y de que deben regresar a la naturaleza y a la IGUALDAD si desean preservar la satisfacción plácida que transmiten los afectos sencillos. (Wollstonecraft, 2020, p.35)

Las palabras en negrita son precisas: las costumbres de la época debían cambiar y fundamentarse sobre bases más razonables, considerando la igualdad que las mujeres evidentemente tenían. La crítica de Wollstonecraft expone un contexto social impregnado de restricción para las mujeres y de injusticias en general. El no acceder a la educación, la adjudicación de roles y el control y dominio evidente que tenían sobre la libertad de las mujeres, no es algo que simplemente se puede evitar en la enseñanza de la historia en un salón de clases. 

Evitar el acercamiento al conocimiento de los diferentes contextos sociales históricos por parte de los estudiantes, de manera conciente y por decisión propia - siendo docente, padre, madre o cualquier otro tipo de filiación o amistad - , es un acto que hará de esa persona un ser lleno de prejuicios y de inconmensurable ineptitud. 

Razón tuvo Wollstoncraft al afirmar que: "Los hombres y las mujeres deben educarse, en gran medida, a través de las opiniones y costumbres de la sociedad en la que viven" (Wollstoncraft, 2020,p.34)., puesto que solo así, sin esconder partes de la historia, la sociedad se construye de manera igualitaria y justa. 


Referencias: 

•Wollstonecraft, M. (2020). Vindicación de los derechos de la mujer. (Marta Lois González, Trad.). Penguin Clásicos.

•Rousseau, J. (2000). El emilio. (Ricardo Viñas, Trad.). Elaleph.com.




Comentarios

  1. La figura del filósofe como inocente de su contexto es interesante. Permite resolver la tensión permanente en el escrito entre condiciones históricas irrebasables para la comprensión de fenómenos culturales cómo la educación y la pretensión de una visión crítica sobre los hechos históricos. Interesante ejercicio de reflexión.

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