El ejercicio docente adulterado y naturalizado en Colombia.

Como todas mis reflexiones virtuales, esta tampoco se ajusta a ninguna rigurosidad académica. Simplemente, como las otras veces, me acusan muchas consideraciones respecto de mi vida como docente. Y por supuesto, como filósofa. 

Los problemas sociales de nuestro contexto social y político se materializan en sobremanera sobre los comportamientos que, de manera individual, configuran todo lo público. Por ello, desde el carácter social que se mantiene en las relaciones de un salón de clase, esto no equidistan del todo de la vida real y de las relaciones sociales consolidadas en la mundanidad. 

Un pequeño ser¹, que un docente tiene bajo su cuidado durante un par de horas, puede ser afectado² de muchas formas. Es por ello que no termino de cuestionar el ejercicio naturalizador³ que muchos docentes realizan en el aula respecto de la importancia conductiva que muchos chicos tienen en su ejercicio social primario del colegio, sea primaria, básica secundaria (middle school) o bachillerato (high school). 

Cuando se expone el término "ejercicio social primario" se hace referencia a los primeros acercamientos que desde la vida escolar, se hace a la vida social-real. De hecho, en estos espacios se empieza a dimensionar - O al menos se tiene la intencionalidad- a importancia de saber elegir un representante del salón, el cual, será nuestro intercesor frente los "altos mandos" de la institución . Por otro lado, muchos empiezan a establecer relaciones que pueden mantener durante el resto de su vida - en el caso de una valiosa amistad - o de manera opuesta, un trauma ocasionado por algún maltrato social

Esto último es lo neutralizado, lo naturalizado, lo ignorado. ¿Cómo, si de verdad reconocemos nuestro papel fundamental en un espacio educativo, podemos simplemente no ser afectados? La respuesta, tiene un poco que ver con: "Exhortándolos quizá a saber ser herederos, es decir, a saber ser responsables, tanto de cuanto viene como de cuanto dejan. Y muy especialmente de aquello cuanto dejan, que parece ya olvidado." (Valenzuela, 2017, p.5) ¿En qué hemos "avanzado" realmente como sociedad? ¿Qué es lo innovador? Lo que se deconstruye debe volverse a construir en su base, en su origen. La raíz siempre permanece. "El futuro necesita origen, da efectivamente testimonio de la conciencia problemática creciente de la fragilización de continuidades civilizadoras." (Sloterdijk, 2015, p.62) Y ¿Qué puede estar fragilizando el ejercicio pedagógico? Verdadera pregunta. Por supuesto no se encuentra aquí la respuesta, pero mucho tiene que ver con la neutralización de muchas problemáticas sociales que, pretenden no cobrar peso o importancia porque "apenas son niños". ¡No, precisamente ese es el problema!

Al hacer pasar por naturales (fuera de dudas y de transformaciones, por consiguiente) las estructuras de una institución pedagógica, sus formas, sus normas, sus coerciones visibles o invisibles, sus cuadros, todo el aparato que habríamos llamado, el año pasado, parergonal y que, pareciendo rodearla la determina hasta el centro de su contenido, y sin duda desde el centro, se encubren con miramientos las fuerzas y los intereses que, sin la menor neutralidad, dominan —se imponen— al proceso de enseñanza desde el interior de un campo agonístico heterogéneo, dividido, dominado por una lucha incesante (Derrida, 1982).

De tal forma, nuevamente se regresa a la pregunta: ¿En verdad reconocemos nuestro papel fundamental en un espacio educativo? pero ahora ¿Qué se debe deconstruir en este espacio? ¿Se debe deconstruir la relación social del niño o el papel del docente en el espacio educativo? Sin embargo, puede recaer una fuerza mayor sobre el docente pero, con esa excusa, muchos neutralizan su ejercicio pedagógico y se mantienen en un ejercicio turista o de necesariedad para recibir su dinero porque, como todos hoy día, necesitan un trabajo para poder sobrevivir. Nuevamente Derrida (1982): "toda relación con la institución, por lo tanto, convoca y de antemano, en todo caso, implica una toma de partido en ese campo: tomando en cuenta, efectivamente en cuenta, el campo real, un partido, un tomar posición".

En ese sentido, la anterior afirmación nos brinda un acercamiento, siguiendo la articulación descrita, hacia un "ejercicio docente" que al neutralizar o encasillar esta importante vocación, delimita el papel y lo encasilla a un repetidor de información que no toma la postura frente al compromiso que adquiere al "enseñar". 

"No hay lugar neutral o natural en la enseñanza" (Derrida, 1982).

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¹ Refiriéndome a un niño.

² Siguiendo a Spinoza. 

³ Concepto derridiano referente al hecho de considerar algo como natural que nunca lo ha sido. De ese modo, se neutraliza 

⁴ Entendido como un impacto negativo sobre las relaciones sociales del niño.


Referencias bibliográficas: 

- Valenzuela, C. (2017) Derrida, herencia y educación. Pedagogía y saberes, n°46, pp.77-83.

- Derrida, J. (1982) Derrida en castellano. México: edición digital. 


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