Política y psicología: el gobierno como cómplice de la miseria Colombiana

La molestia de escuchar la frase "el pobre es pobre porque quiere", que en épocas electivas es muy común escucharla, expone la frialdad de un corazón humano y su aislamiento de la realidad social, que por lo menos en Colombia, es el pan de cada día. Por supuesto que todas estas consideraciones son apenas mías, y nadie más que yo las conoce y las identifica desde el dolor que causa la indiferencia social. 

Por otro lado, no se trata de ayudar a cavarle un pozo a quién ya está metido en el, pues todos deberíamos estar sobre la superficie y ayudar, o al menos reconocer, al que no ha podido salir de su caverna. ¿Será que la persona enterrada, sabiendo de su condición, querrá salir de ese lodazal simplemente porque quiere? Definitivamente no han tenido cercanía con alguien que por mucho, puede comer solo dos veces al día*; o con algún niño que queriendo asistir al colegio, no ha podido ni siquiera comprar un cuaderno para realizar sus anotaciones escolares, o una madre que no tiene agua potable para hacer una mazamorra para ella y sus hijos.

En ese sentido, no se deben confundir las exigencias que por derecho un ser humano puede tener y reclamar, con apelar a un tipo de gobierno no convencional que les haga pensar en una expropiación de tierras**, porque nuestro impulso es la economía, que necesita continuar su curso, por encima de la dignidad humana, no lo olvidemos. Pero ¿Cómo salir de la miseria y dejar de incomodar a quienes ponen en marcha la economía del país? ¿Por qué el pobre es pobre porque quiere? ¿El pobre quiere trabajar? ¿Confundimos el no querer hacer con no poder?

Cuanto más se esfuerza cada uno en buscar su utilidad, es decir, en conservar su ser y puede hacerlo, más dotado está de virtud; y, al revés, en la medida en que cada uno descuida su utilidad, esto es, conservar su ser, es impotente. (Spinoza, 2000, p.198)

Esta utilidad Spinozista que se manifiesta en la sociedad, que debe ser hallada en la misma sociedad, no puede ser posible respecto de las oportunidades que tenemos y la distancia que se encuentra entre el hueco de la pobreza y la superficie del progreso; hay una diferencie entre no querer y no poder.

Parece que al sujetarse de esta superficie, quien está en el hueco, solo pierde el terreno y se desmorona entre sus dedos. Y se hunde más. Así, quienes pasan a su alrededor, están tan cómodos en esta superficie que bajo su comodidad, tienen una percepción de la realidad fundamentada en su posición de bienestar. Entonces ¿Es la misma realidad para todos? ¿Cómo deducimos que quién está en ese hueco no quiere salir si no le hemos tendido la mano para sacarle? Es decir ¿Ha rechazado directamente la propuesta de ser sacado del pozo? Siguiendo a Spinoza:

“En virtud de las leyes de su naturaleza, cada uno apetece o rechaza necesariamente lo que juzga que es bueno o malo” (Spinoza, 2000, p.198) 

Esta anterior frase de Spinoza, tiene vida propia. De ahí el odio de clases: el rico odia al pobre, por su miseria; el pobre odia al rico, por tener lo que él no puede. Pero entonces, si este odio es real y si todos somos parte de esta compartida superficie terrestre ¿Quién traerá el orden sobre lo social? ¿Quién traerá la paz sobre el imparable movimiento social de progreso? Nuevamente Spinoza (2008):

La paz, en efecto, no es la privación de guerra sino una virtud que brota de la fortaleza del alma, ya que la obediencia es la voluntad constante de ejecutar aquello que,  por decreto de la sociedad, es obligatorio a hacer (p.120).

Sé muy bien que el contexto político de Spinoza no es el mismo que el Latinoamericano pero la pretensión estatal de control y dominio del estado es el mismo. El estado siempre ha querido dominar el género humano. Sin embargo, esa dominación no incluye el sostenimiento de la sociedad, desde luego, pero si tiene una suma consideración y exigencia sobre las obligaciones como ciudadano para el sostenimiento del mismo estado. Es decir, el estado depende del pueblo pero el estado no hace nada por el pueblo.

La obediencia, a su vez, debe mantenerse ante las decisiones que toma el estado respecto del contrato***, así este olvide gestionar y administrar la sociedad correctamente. Pero aquí no tiene nada que ver el estado con las situaciones de los sujetos políticos, ni con el futuro de lo niños, ni con el cuidado de la naturaleza, ni con las inflaciones económicas y el índice de pobreza. El estado solo tiene que ver con sus preocupaciones de la superficie, quiénes finalmente ponen en marcha la superficie terrestre.

Nadie, digo, rechaza los alimentos o se suicida por necesidad de su naturaleza, sino coaccionado por causas externas, lo cual puede suceder de muchas maneras. Y así, uno se suicida coaccionado por otro, que le retuerce la mano derecha con la causalmente había cogido una espada, y le fuerza a dirigir la misma arma contra el corazón; o porque, Séneca es forzado por el mandato de un tirano a abrirse las venas, esto es, desea evitar un mal mayor con otro menor… (Spinoza, 2000, p.198) 

¿Cómo el pobre va a ser pobre por que quiere? ¿Cómo el enterrado va a querer seguir en ese pozo?  ¿Nunca se había relacionado la salud mental como un problema del estado? Qué fácil es pensar que el pobre es pobre porque quiere cuando no se tiene la necesidad de exigir algo al estado desde el contrato que el mismo estado toma con el pueblo dentro de su propia soberanía. Precisamente, el estado tiene soberanía sobre las personas, a partir de la validez de la leyes. Y esta es una, por ejemplo:

Artículo 3 de la constitución política de Colombia 1991: "La soberanía reside exclusivamente en el pueblo, del cual emana el poder público. El pueblo la ejerce en forma directa o por medio de sus representantes, en los términos que la Constitución establece."

Precisamente, a partir de esta reclamación como deber del estado mismo, el ser humano tiene posibilidad de un progreso ¿Y la plata de la educación? ¿Y los jóvenes asesinados por el mismo estado cuando salen a exigir sus derechos? ¿Y la reforma a la salud que quieren hacer? ¿Y el miedo político que nos siembran al pedir otra una mejor administración del estado?. 

El salir del hueco y poder caminar sobre la superficie, de la misma forma que quiénes llevan toda su vida en la planicie, es lo que permite la búsqueda de la utilidad del ser. Pero ¿Cómo podría ser posible salir de la brecha? ¿A quién le corresponde atiborrar los huecos y verdaderamente alcanzar un progreso por las habilidades o utilidad que cada ser humano puede tener?

 Nadie puede ser feliz, obrar bien y vivir bien, sin que al mismo tiempo desee ser, obrar y vivir, esto es, existir actualmente. (Spinoza, 2000, p.199)

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*Considerando el índice de pobreza Colombiano.  

** Socialismo. 

***Del término roussoniano.

Referencias bibliográficas:

Spinoza, B. (2000) Ética demostrada según el orden geométrico. Madrid: Editorial
Trotta.

Spinoza, B. (2008) Tratado Teológico Político. Madrid: Alianza Editorial.

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